25/10/13

Pesimistas cabreados


Hay pesimistas cabreados y pesimistas tristes. Hay pesimistas que sobrellevan su pesimismo y pesimistas que llevan a gala su pesimismo. Un pesimista triste sobrelleva su pesimismo. Uno cabreado por lo general, se siente orgulloso por lo mismo. 
El pesimista cabreado te mira con una cara lastimosa que por lo general quiere decir: "hija mía, cómo se ve que no te enteras de nada" 
Para ellos si no estás mosqueado perpetuamente y no encuentras una razón por la que mosquearte significa que eres una panoli que vives en la inopia.
Estos pesimistas son inaguantables, pero curiosamente suelen ser líderes de grupos humanos, igualmente inaguantables e igualmente arrogantes, que logran convencer a grandes masas de la población de que la única manera, la auténtica, la real, la inteligente de ver la realidad, pasa por el tamiz del pesimismo cabreado.
Mientras ponen a parir a unos y a otros (de ellos no se salva casi nadie), se sienten del lado de la verdad. Se sienten iluminados, se sienten dioses.
Sin embargo yo creo que el pesimista cabreado es un cobarde al que le resulta muy cómodo su refugio pesimista repleto de mala leche. Allí se cree intocable. Porque ¿Cómo vamos a atacar allí donde no se construye nada? ¿Cómo destruir los muros de algo que no tiene muros, que es pura destrucción? ¿cómo atacar a una máquina de atacar?
Todos los líderes políticos y de  de opinión deberían pasar por un test que les impidiera actuar en caso de dar positivo en el test del pesimismo cabreado.
¡Qué gran beneficio para la sociedad!
Mientras alguna mente prodigiosa planea cómo hacerlo, al menos intentemos no contagiarnos por este....vamos a llamarle virus.
Os advierto: es muy contagioso. Y hoy en día más aún. La crisis es un caldo de cultivo estupenda para la incubación de estos virus que, para colmo, tienen mucha audiencia.




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