13/12/13

Hablando no se entiende la gente

Es mentira que hablando se entienda la gente, o al menos no es del todo exacto. Lo exacto es decir que hablando se entiende la gente que habla el mismo idioma. Y por idioma no quiero decir: inglés, francés o español. Por idioma quiero decir el idioma del alma.
Siempre me llamó la atención porqué si yo quería decir "negro" se me entendía " blanco"; porqué si yo levantaba una ceja parecía que te clavaba un cuchillo; porqué si tú suspirabas yo lo esquivaba como si me tirasen una piedra.
El lenguaje del alma es difícil de definir: está por un lado en las expresiones, los gestos, los tonos. Y por otro,  en ese tamiz interior que se compone de vivencias, prejuicios, opiniones, emociones, razonamientos. Lo que algunos llaman " el cristal del color con que se mira". Ese tamiz es el verdadero lenguaje del alma.
Y es ese tamiz el que define el lenguaje con el que las personas hablan. Por eso muchas veces no importa que no usemos el mismo lenguaje verbal. Por eso muchas veces no importa que hablemos el mismo idioma.
Por eso digo que es mentira que hablando se entienda la gente. Porque cada una de las palabras que nos dicen, llegan a nosotros convertidas en lo que hemos querido dejar pasar por el tamiz, más las derivaciones y arreglos que le hacemos nosotros mismos.
Por sí esto no fuera suficiente impedimento,  hay que contar con la simple (o no tanto) intención de querer entenderse. De querer escuchar, que no oír. Abrir bien los oídos y la mente.
Las personas empáticas poseen un tamiz-camaleón capaz de mimetizarse con la persona que está escuchando. Las personas egocéntricas tienen un tamiz-corcho, que aísla tanto de ruidos como de palabras.
Ese tamiz se crea desde la infancia y se teje con la vida y es muy difícil que un adulto pueda cambiarlo.
Hay trucos. A veces funcionan y muchas otras no. Son trucos para pasar al interior de las personas sin que se den cuenta: buenas palabras y buenos gestos lo primero,  pero con los realmente difíciles se puede usar la táctica de: " por supuesto que tú eres mejor que yo", que es a lo que realmente le tiene miedo el egocéntrico.
Sin embargo hoy me siento triste. Sin trucos de magia. Rodeada de ejemplos de palabras dardos, palabras huecas, palabras de incomunicación. El colmo de los absurdos.  ¿Seremos algún día capaces de darnos cuenta de que una palabra no es sólo una palabra sino su forma, su tono, su gesto, su emoción, su particular significado para el que la escucha? ¿Seremos capaces de saber usarlas? Pero no quiero terminar el día así. No quiero. 
Así qué voy a cambiar el título de esta entrada por otra que es además un deseo para el futuro:
Hablando se entiende la gente que quiere entenderse.



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