12/11/13

Lavoterapia

No sé si el término estaba ya inventado. Lo que sí sé es que la primera vez se lo escuché decir a mi amiga Mabel: " me voy a hacer un poco de lavoterapia", me dijo.

Desde entonces, yo también utilizo el término para definir un tipo de actividad que se describiría más o menos como: "Actividad psicofísica que tiene por objeto dejar la casa más limpia que los chorros del oro".

La lavoterapia puede parecer a simple vista una actividad puramente física ya que barrer, fregar, ordenar o recoger son actividades que conllevan un gran desgaste energético que aumenta, como toda actividad física, el nivel de endorfinas del cuerpo y por ende de nuestro bienestar. De modo que si alguien te pregunta alguna vez por el tipo de deporte que practicas, y dado que los términos con sonoridad anglosajona son mucho más chic, responde que haces "home cleaning" (jomclining dicho con acento de Fuenlabrada)

Pero la lavoterapia es algo más.

La lavoterapia tiene un potente efecto relajante sobre la psique. Las razones son muy variadas. La primera responde a una razón de equilibrio mental: el orden externo transmite orden interno. Esta es una regla que las que practicamos lavoterapia la repetimos como un mantra.  La segunda razón es una razón de utilidad: es una labor útil, de modo que si te encuentras por ejemplo en paro, no tienes la sensación de estar perdiendo el tiempo. La tercera es de comodidad mental: limpiar la casa es una actividad automática que no requiere para su desarrollo más que de cubo, fregona, escoba y trapos. Y es automática porque hay cerebros ( como el de mi amiga y el mío) que llevan incorporado en sus neuronas un chip que fué instalado en los primeros años de su infancia y  juventud, y que saltan con facilidad a la vista de, por ejemplo, una capa de polvo de cierto grosor ( si bien es verdad que el grosor depende de cada chip). Este chip por lo general ( salvo excepciones) no fue incorporado en los cerebros masculinos de la época,  y da lugar a contínuos chispazos entre los dos sexos. Creo que en la actualidad se ha ido incorporando en ambos sexos.

La lovoterapia es buena para no pensar, y en ese sentido se asemeja al yoga, ya que mientras recojo una pelusa toda mi atención está única y exclusivamente concentrada en ello. Y es más barata ( no necesitas profe) y más conocida. Lo que no puedo demostrar es que sea más sana.

Pero ¡ ay amigos! La lavoterapia tiene un defecto. Y es que hay una ley (conocida como ley del equilibrio inverso)  que dice que cuando el nivel de mierda y desorden circundante sobrepasa el nivel soportado por tu chip, se rompe el equilibrio interno y la lavoterapia pasa a llamarse lavoestrés. Es entonces cuando en un falso intento por llegar de nuevo a recuperar el equilibrio, el individuo o individua comienza a gritar que  está todo hecho un asco, que no sabes cómo se puede vivir con ese desorden, y que un día de estos te vas de casa y no vuelves. Y entonces el nivel de endorfinas baja y sube el nivel de mala hostia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario